Hinchazón, gases recurrentes, estreñimiento o diarreas con frecuencia. ¿Te suena?

Cada caso es único. Muchos pacientes llegan ya con un diagnóstico; otros son síntomas menores pero recurrentes.

Cada vez vemos más casos de enfermedades que, tras años probando con esto y con aquello son diagnosticadas como enfermedad de Crohn, intestino irritable, colitis ulcerosa o bien nos dicen que padecemos una intolerancia a la fructosa, celiaquía, disbiosis, permeabilidad intestinal, etc.

Normal: vivimos una época en la que la somatización del estrés afecta a nuestro intestino, estamos expuestos constantemente a productos hasta ahora desconocidos, y empezamos a descubrir la importancia de nuestra microbiota.

La clave está en qué vamos a hacer a partir de ahora, porque reconozco que cuando empiezan estos problemas, es un lío para el paciente y muchas veces no entiende bien lo que le pasa, lo cual es necesario para que luego ser autónomo en nuestro propio manejo.

Lo primero que debemos hacer es sentarnos y ver qué pasa en cada caso.

No es lo mismo una celiaquía que una intolerancia a la lactosa o un esófago de Barret. En algunos casos haremos dietas en las que suprimiremos algunos alimentos, luego reintroduciremos o suprimiremos algunos alimentos que te van mal, por ejemplo.

Habrá que tener en cuenta todos los síntomas; así elaboraré un plan que iremos trabajando juntos. 

Esto no lleva contigo «dos días» y manejarlo requiere aprendizaje y, en muchos casos, es un proceso dinámico. Pero te aseguro que puedes ayudarte mucho tú mismo con tu alimentación.